Microcuento
El reflejo del espejo le devolvía la imagen de un cuerpo deforme, desproporcionado, en suma: repulsivo. Las dietas y ayunos nunca eran suficientes para transformar su monstruosidad.
Las lágrimas ruedan por sus mejillas mientras le da la espalda al traicionero espejo que ahora muestra su huesudo trasero y la piel que apenas forra sus afilados omoplatos.
Hacer Comentario