Mis lágrimas ya no son de sal.
Mi rímel ya no escurre por mis mejillas.
Mi nariz está seca y mis labios en paz.
Me ves?
Esta soy la nueva yo.
La alquimista que transformó su mar en oro.
La tormenta ya pasó y sólo queda la brisa que hace ondular mi cabello.
La calma se instaló en mi.
Vuelvo a ser yo; un ángel en la tierra.
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